Para hacer ‘trading’ el factor psicológico del agente es decisivo. Conseguir
evadirse del ruido constante de mercado, ser disciplinado y rápido en la toma de
decisiones pero sin dejarse llevar por los impulsos y emociones, son algunas de
las recomendaciones de los expertos para minimizar riesgos y evitar errores.
El trading simplemente es realizar un acto de comercio, sólo que la mercancía
son activos financieros (acciones, bonos, divisas, índices, materias primas, derivados
financieros, etc.). Se trata de realizar una compraventa de activos financieros, con el
objetivo de obtener una ganancia con las transacciones.
Es un campo estrechamente relacionado con la inversión. Sin ningún tipo de dudas,
un trader es un especialista en gestión de inversiones (sabe analizar, sabe definir y
controlar el riesgo. Por si fuese poco, tiene la mentalidad correcta). La diferencia es
tan difusa que a veces se confunden uno y otro concepto. No obstante existe
una diferencia entre trading e inversión:
1. Toda inversión tiene una connotación especulativa. Por el contrario la
especulación no es inversión. El trading puede equivaler a especulación en el
buen sentido de la palabra. Esto quiere decir que toda inversión es en cierto
modo trading, pero no al revés.
2. La inversión suele comportar un compromiso a más largo plazo, se trata de
obtener una rentabilidad más allá de la fluctuación del precio del activo
financiero (en la mayoría de los casos trata de conseguir intereses o dividendos).
El trading persigue la consecución de beneficios con la simple compraventa de
instrumentos financieros, no tiene en consideración el valor intrínseco del activo
financiero y los rendimientos que pueda ofrecer. Tan sólo tiene como objetivos la
fluctuación del precio del mismo.
Suele asociarse el trading con la inversión a corto plazo, son operaciones
especulativas, en las que tan sólo se espera tener un beneficio económico sin
importar las causas que sustentan al activo o su calidad. Si el activo financiero tiene
potencial de revalorización se compra para posteriormente venderlo a un precio
superior (operación larga). Si por el contrario el activo financiero tiene una
perspectiva de depreciación, se vende primero (mediante préstamo de valores o
algún instrumento derivado) y se compra a un precio más barato (operación corta, así
se obtienen los beneficios.
La inversión propiamente dicha contiene una estrategia a largo plazo, es necesario
que el activo tenga una cierta calidad para que nos pueda ofrecer rendimientos y se
puede esperar además una revalorización del mismo. Ahora bien, el error proviene
de la creencia de que todo tipo de trading es a corto plazo.
El trading puede ser intradiario o bien comprender un plazo que en algunos casos
supera el año natural.
Si por ejemplo compramos una determinada divisa, a la espera de un cambio en las
políticas monetarias por parte del banco central correspondiente,
podremos mantener esta divisa en cartera un largo período de tiempo, sin recibir
ningún tipo de rentabilidad que no sea la diferencia entre la compra y su posterior
venta.
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